Los restos del incendio

Somos eso que pensamos antes de dormir,

el tiempo que ganamos pasándolo con personas que queremos

y el tiempo que malgastamos regalándoselo a quién no lo merece.

Somos esas quince palabras valientes que escribimos de forma cobarde detrás de una

pantalla cuando llevamos tres copas de más que es cuando más echamos de menos.


Nunca vuelves cuando te lo pido, 

aunque siempre vuelves pero nunca de la forma en la que yo quiero.

Y aquí me tienes como el que ve una y otra vez el mismo partido grabado,

en el que pierdes, esperando que en alguna de las repeticiones cambie el resultado.


¿Sabes? Ya nadie me pregunta por ti, ya te he olvidado cien veces

y me he dado cuenta de que noventa y nueve eran mentira.

Hoy me he acordado de ti, siempre lo hago cuando llega este día del mes.

igual que los veinticinco anteriores, igual que los cuatro siguientes.


En fin, pienso en llamarte a todas horas pero sé que es hora de llamarte recuerdo.

Tienes a los demás clavos en huelga, ya se han cansado de intentar sacarte.

No puedo ver si hay más peces en el río, hundiste mi barca y ya solo me preocupa secarme.


Siempre hay algo de mentira que estropea tus verdades.. A medias,

igual que a tus medias nuevas siempre las acaba estropeando una carrera. 

Carreras en las que siempre has sido de ir deprisa y en las que yo siempre he tenido miedo a coger velocidad.

Al final, sin seguro a todo riesgo, nos declararon siniestro total.


Tu tan empeñada en ser mi whisky y yo en ser tu café,

hasta que se acabó rompiendo el vaso sin haberlo llenado y casi sin querer.

Tú tan de querer follarme y yo de hacerte el amor,

tú de salir a mojarte bajo la tormenta y yo de querer dejarte mi ropa y mi paraguas,

mientras espero solo a que salga el sol.


¿Lo fácil? Lo fácil es encender la llama y hacer que todo salte por los aires.

¿Lo difícil? Lo difícil es quedarse luego y recoger los restos del incendio.

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